La migración del campo a la ciudad es un fenómeno creciente en Antioquia y en el país, impulsado por la falta de oportunidades y condiciones dignas en las áreas rurales. Según el DANE, el 84,2% de las personas que trabajan en el campo son informales, lo que obliga a muchos a buscar mejores condiciones en las ciudades.
Para enfrentar esta situación, el Plan de Desarrollo de Antioquia 2024-2027 propone implementar un sistema de producción de agricultura campesina, gestión y fortalecimiento para la producción y comercialización, y reconversión productiva y modernización de la ganadería. Los dos primeros programas contarán con un presupuesto inicial de $29.000 millones, mientras que la ganadería recibirá $50.000 millones, es decir, $21.000 millones más que la agricultura campesina y el fortalecimiento de la producción y comercialización. Sin embargo, no hay un plan establecido para combatir la informalidad laboral en el campo.
La crisis más reciente en el agro es la del sector lechero, donde los campesinos se han visto obligados a desechar su producción. Eber Elí Gutiérrez, docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Medellín, explica que las causas de la migración son diversas, incluyendo factores económicos y sociopolíticos.
“En el caso nuestro, hay diversas causas: unas económicas y otras sociopolíticas, esta última en lo referente al conflicto armado que sigue siendo un elemento constante. En el caso de Antioquia nos podemos referir a la minería ilegal, violencia intrafamiliar y el narcotráfico. Hay factores económicos que tienen que ver con la baja productividad del agro, la dispersión en los precios en la compra de los productos a los campesinos y, en el caso de los jóvenes, la búsqueda de oportunidades educativas y de empleo, dado la precariedad de los salarios, la informalidad laboral y las pocas posibilidades que tienen”, explica Gutiérrez.
El docente afirma que esto induce a la pobreza y evidencia una falta de presencialidad de los sectores públicos y privados en las regiones campesinas. “Hay otro factor que está en el Plan Nacional de Desarrollo y que el Gobierno ha querido implementar, que es la propiedad de la tierra. Creo que es muy importante entregarle a los campesinos tierra, pero con condiciones de producción, acompañamientos productivos y otro tipo de cosas que hacen que el campo tenga la importancia que debe tener en Colombia”, agrega.
De acuerdo con el conocimiento del docente, las familias campesinas que llegan a la ciudad vienen a hacer parte del cordón de pobreza: “Abandonan el campo en un nivel de pobreza y llegan a las ciudades en las mismas condiciones. No hay cambios sustanciales porque no tienen formación, las fuentes de empleo son pocas, entonces ingresan también a la informalidad”.
Por otro lado, Henry Toro Ríos, docente de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Medellín, agrega que el conflicto armado y la inseguridad alimentaria son problemas persistentes en el campo que obligan a la migración.
“El campesino llega a la ciudad, sobre todo a las zonas periféricas, apartadas, proscritas… Por desgracia, la ciudad también tiene una capacidad de carga, unas presiones y el fenómeno va más adelante que la solución que pueda ofrecer la institucionalidad. Es un problema latente en el que se continúan aplicando estrategias, haciendo propuestas, pero rebasa esas capacidades para detenerlo o aliviar un poco”, dice. Toro Ríos destaca que en el campo se da un impacto negativo en cuanto a la pérdida de productividad de las tierras. “Se van perdiendo las posibles cadenas agrícolas y van entrando otro tipo de economías, precisamente esas economías ilegales que son las que hacen que el campesino continúe desplazándose. En la ciudad se da una diversificación cultural, pero desafortunadamente se van dando unas problemáticas en la medida en que se va agrandando la población que hay que atender en cuanto a educación, salud, satisfacción de necesidades básicas, entre otras. Es un tema muy complejo que da problemas tanto en el campo como en la ciudad”, concluye el docente de la UdeMedellín.
